Cuento Cuentos con valores similares Barba Flamenco y el recortador de cuentos Pulgarcito El gato con botas Había una vez un canguro que era un auténtico campeón de las carreras, pero al que el éxito había vuelto vanidoso, burlón y antipático. La principal víctima de sus burlas era un pequeño pingüino, al que su andar lento y torpón impedía siquiera acabar las carreras. Un día el zorro, el encargado de organizarlas, publicó en todas partes que su favorito para la siguiente carrera era el pobre pingüino. Todos pensaban que era una broma, pero aún así el vanidoso canguro se enfadó muchísimo, y sus burlas contra el pingüino se intensificaron. Este no quería participar, pero era costumbre que todos lo hicieran, así que el día de la carrera se unió al grupo que siguió al zorro hasta el lugar de inicio. El zorro los guió montaña arriba durante un buen rato, siempre con las mofas sobre el pingüino, sobre que si bajaría rondando o resbalando sobre su barriga... Pero cuando llegaron a la cima, todos callaron. La cima de la montaña era un cráter que había rellenado un gran lago. Entonces el zorro dio la señal de salida diciendo: "La carrera es cruzar hasta el otro lado". El pingüino, emocionado, corrió torpemente a la orilla, pero una vez en el agua, su velocidad era insuperable, y ganó con una gran diferencia, mientras el canguro apenas consiguió llegar a la otra orilla, lloroso, humillado y medio ahogado. Y aunque parecía que el pingüino le esperaba para devolverle las burlas, este había aprendido de su sufrimiento, y en lugar de devolvérselas, se ofreció a enseñarle a nadar. Aquel día todos se divirtieron de lo lindo jugando en el lago. Pero el que más lo hizo fue el zorro, que con su ingenio había conseguido bajarle los humos al vanidoso canguro.
Fotografía de Pedro Pablo Sacristán, autor de cuentos infantiles Pedro Pablo Sacristán ¡Vamos a trabajar el cuento, ahora que aún está fresco! Un minuto para pensar... Todos tenemos alguna habilidad especial, aunque a veces cueste encontrarla ¿Qué es lo que se te da bien a ti? ¿Y cuál te parece la mejor forma de usar esa habilidad? Fíjate en el canguro, todas las habilidades que tiene solo las quiere para presumir ¿se te ocurre otra forma mejor en la que el canguro pudiera usar su talento?
Una buena conversación El pingüino seguro que tenía ganas de revancha, pero supo ganar con elegancia, sin humillar al canguro, y eso les permitió acabar siendo amigos. Seguro que has vivido alguna historia parecida y puedes compartirla con tu hijo para mostrarle que actuar sin rencor, aunque cueste, siempre es más ventajoso.
¿Y si pasamos a la acción? La televisión nos muestra muchas figuras del deporte. Os invito a crear una lista colocando a los deportistas famosos no por lo buenos que son, sino por lo bien que saben ganar y perder. Cuando tengáis un ganador, sería estupendo escribirle una carta para felicitarle ¡imagina qué emoción si finalmente os responde!